Índice de contenido:
El Bueno, El Feo y El Malo
De la mano de El bueno, El feo y El malo y escuchando a Ennio Morricone nos llegan: El intestino como El bueno, La inflamación como El feo y Los telómeros como El malo. El trío que podría estar asociado a la depresión.

El bueno: el intestino
Tal como te contamos en el artículo ¨La química que te conté mientras te hacías la dormida¨ tu intestino está poblado por un montón de bichitos pequeñitos (microorganismos). Este grupo de microorganismos forman lo que se conoce con el nombre de microbiota.

Aunque te parezca algo raro, estos bichitos te ayudan a estar sano, ya que, participan en muchos de los procesos que tienen lugar en tu cuerpo como son, por ejemplo, la biosíntesis de algunas vitaminas, el desarrollo de células inmunitarias o la regulación hormonal entre otros1.
Por otro lado, la destrucción de la microbiota por alguna razón o el desbalance de los microorganismos que la conforman se asocia a ciertas enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo II, la enfermedad inflamatoria intestinal o el cáncer de colon1.
Actualmente, hay estudios que apuntan a que los desajustes en la microbiota tambíen están asociados a otras enfermedades de tipo neurológico como son el autismo, el Alzheimer o la esclerosis múltiple1. Esto indica la existencia de una relación estrecha entre el aparato gastrointestinal y el cerebro1,2,3.
El feo: la inflamación
Cuando sufrimos alguna infección, enfermedad, inflamación o trauma, la células producen unas pequeñas proteínas llamada citoquinas. Las citoquinas forman parte de la señalización celular, actuando como mediadoras de las interacciones complejas entre células.

Las citoquinas pueden ser producidas por un gran número de células entre las que destacan células del sistema inmune como por ejemplo, macrófagos, linfocitos B, linfocitos T o mastocitos. Pero también pueden ser producidas por otro tipo de células como son fibroblastos, células endoteliales o algunos tipos de células estromales.
En general, las citoquinas se dividen en dos grandes grupos: las llamadas proinflamatorias y las denominadas anti-inflamatorias. Las citoquinas proinflamatorias inducen procesos inflamatorios y por lo tanto, hacen que una enfermedad se haga incluso peor. Las citoquinas anti-inflamatorias son capaces de suprimir la actividad de las proinflamatoria y por lo tanto, reducen la inflamación y ayudan a la recuperación de la persona que sufre una enfermedad4.
Algunos estudios actuales muestran que las personas con depresión poseen elevados niveles de citoquinas proinflamatorias, las cuales inducen procesos inflamatorios en el cuerpo de estas personas5.
El malo: el acortamiento de los telómeros
En los organismos eucariotas, como nosotros los humanos, las células presentan un núcleo, que es donde se encuentra el ADN.
El ADN se encuentra empaquetado dentro del núcleo celular formando los llamados cromosomas.
Los cromosomas, por tanto, son largas cadenas de ADN muy enrolladas. Al final de cada cromosoma existe una región formada por una secuencia repetitiva de ADN (TTAGGG), llamada telómero. Los telómeros tienen la función de proteger al ADN evitando que se deshilache o se enrede6.

En cada división celular el ADN se replica gracias a la actividad de la ADN polimerasa. Sin embargo, la ADN polimerasa no es capaz de replicar los telómeros completamente durante la división celular. Además, los telómero pueden ser destruidos por otros factores como por ejemplo la acción de las nucleasas. Por ello, la longitud de los telómeros se va acortando con cada división celular.
A medida que las células se dividen, los telómeros se van acortando, hasta que llegan a una longitud tan corta que la célula ya no se pueda dividir más. Estás células aunque no mueren pasan a ser células jubiladas que a veces se juntan para jugar a las cartas acumulandose en un tejido. Este proceso natural que ocurre en las células se conoce con el nombre de senescencia celular y tiene lugar después de aproximadamente 50-70 divisiones6. La senescencia celular está directamente conectada con el envejecimiento biológico, a medida que envejecemos más células jubiladas acumulamos.
Existe un complejo enzimático llamado telomerasa que es el encargado de la replicación de los telómeros6. Sin embargo, las telomerasas no se encuentran activas en la mayoría de células somáticas del cuerpo humano7, solo en las células germinales y células madres. Por otro lado, en la células cancerígenas y tumorales las telomerasas permanecen activas siempre, con lo cual, estas células pueden dividirse de forma infinita7.
El acortamiento de los telómeros es un proceso natural que sufren nuestras células, sin embargo, hay algunos factores como la obesidad, fumar, problemas psiquiátricos como la esquizofrenia, el desorden bipolar o la depresión que pueden acelerar el proceso de acortamiento de los telómeros8.
Pues bien, este trío El bueno, El feo y El malo, nos plantea una pregunta muy importante que toda persona debe hacerse alguna vez en la vida : ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
¿Qué fue antes el huevo o la gallina?¿Qué fue antes el desbalance de la microbiota o la depresión?
Se han observado tres procesos que ocurren en el cuerpo de una persona que sufre depresión. Estos procesos son el acortamiento de los telómeros8, la aparición de desbalances de la microbiota intestinal y el aumento de los niveles de ciertas citoquinas, las cuales son las responsables de la aparición de procesos inflamatorios8.

En base a estas observaciones se ha establecido una posible relación entre el acortamiento de los telómeros, los procesos inflamatorios y el desbalance de la microbiota en el intestino en personas con depresión8, aunque no se comprende aún cómo funciona esta conexión a nivel biológico.
Algunos estudios realizados en el ratas muestran una disminución de los nievel de telomerasa y un acortamiento de los telómeros cuando son sometidas a estrés crónico medio8,9,10,11. Además, en otro estudio realizado en ratas genéticamente editadas para mostrar depresión se ha observado el proceso de acotamiento de los telómeros12.
Un estudio en el que se sometió a ratones a una disminución de los niveles de telomerasa, muestra una correlación entre la disfunción en los telómeros y un aumento del nivel de citoquinas proinflamatorias13,14.
Estos estudios nos llevan a la conclusión de que el aumento de la inflamación tiene un efecto negativo sobre los telómeros y por lo tanto, pueden ayudar a la aparición de trastornos como la depresión. De hecho, las personas con depresión suelen sufrir inflamación crónica y acortamiento de los telómeros.
Concretamente, las personas con depresión tienen niveles elevado de las citoquinas proinflamatorias IL-6 y proteína C-reactive8. Este nivel elevado de ciertas citoquinas está relacionado de alguna manera con el acortamiento de los telómeros, como ya se ha indicado anteriormente.
Otro dato a tener en cuenta, es la aparición de desbalances en la microbiota intestinal en personas con depresión8,1.
Está bien estudiado que los desbalances en la microbiota pueden producir un aumento de las citoquinas proinflamatorias y por tanto, ayudar a una enfermedad a desarrollarse.

La existencia de esta relación entre microbiota-inflammation-acortamiento de los telómeros en personas con depresión arroja algo de luz sobre los procesos biológicos que podrían dar lugar al desarrollo de esta enfermedad.
Apoyándose en esta relación algunos artículos proponen un nuevo tratamiento de la depresión basado en la modulación del acortamiento de los telómeros mediante activación de las telomerasas8.
La microbiota representa un papel muy importante en la salud, tanto física como psicológica. El buen estado de tu microbiota puede prevenirte de padecer ciertos trastornos como la depresión.
De igual manera, parece que las personas que sufren algún tipo de trastorno como estrés o depresión suelen tener una desbalance en su microbiota1.
Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta ¿qué fue antes el desbalance de la microbiota o la depresión?.
Sin poderos dar una respuesta concreta a esta pregunta, debo concluir remarcando la importancia de la microbiota en nuestra salud y por lo tanto, la importancia de cuidar de ella. Los bichitos que habitan nuestro intestino tienen que vivir de manera armoniosa, sin conflictos entre ellos y en un equilibrio adecuado, ya que su desbalance, podría hacernos propensos a padecer depresión u otras enfermedades.
En un próximo artículo hablaremos de qué tipos de microorganismos habitan nuestro intestino, cuales de ellos son los buenos o malos de la película, de cómo influye nuestra alimentación en el desarrollo de estos microorganismos y que podemos hacer para cuidar nuestra microbiota.
Referencias
(1) Y. Lai, R. Dhingra, Z. Zhang, L. M. Ball, M. J. Zylka, K. Lu, Toward Elucidating the Human Gut Microbiota–Brain Axis: Molecules, Biochemistry, and Implications for Health and Diseases, Biochemistry. (2021).
(2) X. Liu, H. Liu, F. Wei, D. Zhao, Y. Wang, M. Lv, S. Zhao, X. Qin, Fecal Metabolomics and Network Pharmacology Reveal the Correlations between Constipation and Depression, Journal of Proteome Research. 20 (2021) 4771-4786.
(3) C. E. Gheorghe, J. A. Martin, F. Villalobos-Manriquez, T. G. Dinan, J. F. Cryan, G. Clarke, Focus on the essentials: tryptophan metabolism and the microbiome-gut-brain axis, Current Opinion in Pharmacology. 48 (2019) 137-145.
(4) Ch. A. Dinarello,Proinflammatory cytokines, Chest. 118 (2000) 503-508.
(5) P. Gałecki, M. Talarowska, Inflammatory theory of depression, Psychiatria Polska. 52 (2018) 437-447.
(6) M.I. Zvereva, D. M. Shcherbakova, O. A. Dontsova, Telomerase: Structure, functions, and activity regulation, Biochemistry (Moscow). 75 (2010) 1563-1583.
(7) M. Meyerson, Telomerase enzyme activation and human cell immortalization, Toxicology Letters. 102-103 (1998) 41-45.
(8) M. R. Bazaz, R. Balasubramanian, N. Monroy-Jaramillo, M. P. Dandekar, Linking the Triad of Telomere Length, Inflammation, and Gut Dysbiosis in the Manifestation of Depression, ACS Chemical Neuroscience. 12 (2021) 3516-3526.
(9) M. Manchia, P. Paribello, C. Arzedi, A. Bocchetta, P. Caria, C. Cocco, D. Congiu, E. Cossu, T. Dettori, D. V. Frau, M. Garzilli, E. Manca, A. Meloni, M. A. Montis, A. Mura, M. Nieddu, B. Noli, F. Pinna, C. Pisanu, R. Robledo, G. Severino, V. Sogos, C. Chillotti, B. Carpiniello, M. Del Zompo, G. L. Ferri, R. Vanni, A. Squassina, A multidisciplinary approach to mental illness: Do inflammation, telomere length and microbiota form a loop? A protocol for a cross-sectional study on the complex relationship between inflammation, telomere length, gut microbiota and psychiatric disorders, BMJ Open. 10 (2020).
(10) A. K. Beery, J. Lin, J. S. Biddle, D. D. Francis, E. H. Blackburn, E. S. Epe, Chronic stress elevates telomerase activity in rats, Biology Letters. 8 (2012) 1063 – 1066.
(11) X. Xie, Y. Chen, L. Ma, Q. Shen, L. Huang, B. Zhao, T. Wu, Zh. Fu, Major depressive disorder mediates accelerated aging in rats subjected to chronic mild stress, Behavioural Brain Research. 329 (2017) 96-103.
(12) Y. B. Wei, L. Backlund, G. Wegener, A. A. Mathé, C. Lavebratt, Telomerase dysregulation in the hippocampus of a rat model of depression: Normalization by lithium, International Journal of Neuropsychopharmacology. 18 (2015) 1-8.
(13) V. Amsellem, G. Gary-Bobo, E. Marcos, B. Maitre, V. Chaar, P. Validire, J-B. Stern, H. Noureddine, E. Sapin, D. Rideau, S. Hue, P. Le Corvoisier, S. Le Gouvello, J-L. Dubois-Randé, J. Boczkowski, S. Adnot, Telomere Dysfunction Causes Sustained Inflammation in Chronic Obstructive Pulmonary Disease, American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine. 1073-449X (2011)1535-4970.
(14) R. Chen, K. Zhang, H. Chen, X. Zhao, J. Wang, L. Li, Y. Cong, Zh. Ju, D. Xu, B.R.G. Williams, J. Jia, J. P. Liu, Telomerase deficiency causes alveolar stem cell senescence-associated low-grade inflammation in lungs, Journal of Biological Chemistry. 290 (2015) 30813-30829.